martes, 4 de agosto de 2009

Mi propia experiencia


Bueno, a decir verdad mi experiencia no es igual de escalofríante que la que nos acaba de relatar nuestro compañero escritor Fernando, pero es completamente verídica y logró que yo creyera un poco más en los fantasmas y seres del más allá.


Todo comenzó el 16 de septiembre del 2007 cuando una amiga del grupo nos invitó a otra amiga y a mi a pasar el día patrio con ella en su casa, pues asistiría toda su familia y prepararían un delicioso pozole, tostadas, tacos y ....bueno, ustedes saben; los típicos platillos que se preparan durante esta celebración nacional. Mientras todos estábamos disfrutando apaciblemente de nuestros alimentos, escuchamos un ruido en la planta superior. "Ha de ser Toba" - murmuraron algunas voces. Cabe aclarar que Toba es la perra, mascota de la familia. Pero, para el asombro de la muchedumbre, Toba se encontraba recostada junto a los pies de algunos de los asistentes. La siguiente hipótesis fue la de culpar al viento. "Ha de haber sido el viento. ¿No cerraste las ventanas, Susana?" Fue el comentario emitido por Doña Bertha, dueña del recinto y progenitora de mi amiga.


El asunto parecía haber quedado ahí. Nadie hizo más comentarios y proseguimos disfrutando de la cena mexicana. Finalmente, como los animos empezaron a apagarse, mis amigas y yo decidimos subir al cuarto de Sus para platicar un rato y dormir, pues ya se caían de sueño.


"Vamos por un frappé, ¿no gustas?" - Me preguntaron las dos mientras salían del cuarto en lo que yo me disponía a descansar. "No, gracias. Aquí me quedo con Lluvia". Una aclaración más para aquellos que no conocen a Lluvia, ella es la hija de 6 años de mi amiga Sus. Lluvia había caído rendida ante los brazos de Morfeo mientras yo me recosté mirando fijamente hacia la ventana meditando lo sucedido durante el día. Podía escuchar claramente a lo lejos las risas de mis dos amigas en la planta baja mientras preparaban su frappé.


Repentinamente escuché mucho más cerca de mí, un gemido. Era como si alguien se acercara a mi oído y respirara profundamente emitiendo un gemido de queja, como si me pidiera lastimosamente ayuda. Yo me congelé. No supe qué hacer. No quería ni cerrar los ojos, pero tampoco me atrevía a girar la cabeza y ver lo que sucedía. Me sentía tieso. Sin movimiento. Finalmente, el gemido acabó. Todo era silencio. Una lágrima rodó por mi mejilla. ¿Lágrima de victoria? ¿Lágrima de cobardía? No lo sé.


Sentí la libertad de poner en movimiento mi cuerpo. Volteé a ver hacia donde yacía Lluvia dormida profundamente. Me levanté de inmediato y vi a mis amigas volver al cuarto. Me vieron pálido...es difícil que alguien con mi tono de piel se vea pálido...y me preguntaron qué era lo que había sucedido. Les conté todo y pudimos dormir después de que me hube tranquilizado.

3 comentarios:

  1. Jajaja, sinceramente me hubiera dado mucho más miedo tu experiencia que la del primo de Fer, ya que como yo soy medium y he tenido todo este tipo de experiencias puedo decir que son las que más me dan miedo. El tener el fenómeno frente a ti, observarlo y que se presente en su totalidad, sin esconder nada, y que además sea "amigable", me parece una oportunidad única de interactuar con el mismo. Sin embargo, escuchar gemidos detrás de ti sin estar seguro de lo que es me parece mucho más terrorífico, aunque por lo mismo nunca podrás estar seguro de que lo que oíste fue verdad, y si estás seguro, no sabes lo que fue...

    Saludos!

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  2. Ah la verdad sí me asusté muchísimo esa ocasión. Oí los gemidos "loud and clear" como dirían mis compas los angloparlantes jejeje....¿cómo está eso de que eres medium? Tenemos que hablar seriamente jaja

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  3. Fue un instante muy corto, pero la intensidad del momento wooow! que susto, que desconcierto!

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