domingo, 23 de agosto de 2009

Tema 7. La (R)Evolución Humana

Antes que nada quiero pedir una disculpa enorme a los lectores de este blog por no darme el tiempo de participar activamente como debería, pero creo que siempre hay oportunidades para enmendar nuestros supuestos errores. Hoy me encuentro en un lapso de mi vida en el que han sucedido una infinidad de cambios, he terminado la universidad, comienza la incertidumbre, formé parte de la estadísitica del desempleo nacional, ahora comenzaré a trabajar, no se para qué soy apto, qué habilidades tengo, cuáles son mis aptitudes... En fin, mil cuestionamientos. Sin embargo llega ese enfrentamiento conmigo mismo, esa revolución personal de ideas y sentimientos, ese conflicto armado de lucha por ideales que aún no se si sean meramente un capricho o una necesidad. No lo sé. No sé si lo deseo, o si es una ilusión.

Comenzaré con la universidad. Todo terminó, ese proceso llegó a su fin y empiezo a cuestionarme ¿veré a mis amigos? ¿seguirán siendo mis amigos? ¿de qué hablaremos cuando los vuelva a ver? ¿se casarán? ¿saben qué quieren de su vida? ¿soy feliz? ¿qué necesito para ser feliz? ¿qué es lo que en verdad deseo lograr? ¿cuál es la justificación de mi trascendencia? ¿qué sigue? ¿sigo estudiando? ¿trabajo? ¿dinero? ¿salud? ¿tiempo? ¿trabajo? ¡trabajo! Y ahí da inicio el preludio de un miedo, un miedo que se hace cada vez mayor. Me siento un inepto, incapaz de lograr las cosas, veo que tenía planes pero éstos se derrumban y no porque yo quiera, sino porque otras razones. Me doy cuenta que las cosas no dependen enteramente de mí, hay otros factores X, Y y Z, variables que pueden modificar el producto, cambios de planes inesperados, soluciones de última hora mal elaboradas, obstáculos de todo tipo que perturban mi mente con ideas de: estoy perdiendo el tiempo, se me va la vida, ¿qué hacer? ¿de qué me sirvió mi plan de vida? Tengo miedo, mucho miedo... el mundo es más cruel de lo que esperaba... el mundo lo creaba yo, ahora se que mi mundo permaecía inmutable, ahora está totalmente vulnerable al mundo de los demás. Convivimos miles de mundos diariamente, nunca estamos solos. Paradójicamente, me siento más solo que nunca.

El segundo aspecto es el familiar, todo esta bien aparentemente, siento el apoyo dela familia, no obstante hay un mínimo detalle que se esconde en las faldas patriarcales de mi casa... la responsabilidad... mi familia tiene expectativas, yo tengo expectativas, todos tienen expectativas, el miedo crece con el fracaso, se dispersan las arenas movedizas del hogar. Tengo miedo en defraudarme a mí. Tengo miedo en defraudar a los demás, no vivo solo en este mundo.

El tercer aspecto es el anímico, que engloba todo y se ve afectado por todo, mis sentimientos hacia la vida, mis relaciones humanas y afectivas:

El mundo me parece cada vez mayor. Antes lo veía con otros ojos, todo era pequeño y cercano, ahora todo es frío y perturbador, lejano y aterrador. Crecen mis temores. Siento en mí algo obscuro que aumenta de tamaño, devora mis entrañas, devora mi razón. Soy un maniquí del sistema, un maniquí de los demás, un maniquí que no controla sus actos ni sus sentimientos, simplemente me dejo controlar. Más me aterra la duda de no saber si aborrezco esos sentimientos o en verdad me gusta ser así, un simple maniquí inútil, que no puede hacer las cosas por él mismo. ¿Odio? No sé que es el odio, todo el mundo le da una definición y yo no entiendo de definiciones, sólo conozco el amor. Sí, amor. Siento algo, me gusta, creo que es amor. Cuando veo una cuerda, la observo detenidamente con ojos de cariño, mi mente vuela y se imagina el placer de la sensación de mi cuerpo cuando esas fibras tocan la piel de mi cuello, como ese beso erótico que te enchina la piel, y más aún me extasia imaginarme como mi último respiro sería como aquel orgasmo nunca disfrutado, porque este orgasmo sería único, sería un orgasmo conmigo mismo, no como aquellos orgasmos comprometidos con alguien, un alguien que sólo sería un instante, una promesa temporal que pareciera ser eterna, un alguien que te hiciera imaginar sentimientos. Es por eso que imagino. Imagino el placer de la cuerda, el amor por la cueda. Siempre, al ver la cuerda, la toco con mis yemas de los dedos y siento cada partícula de ésta, toco mi piel y dejo que cada vello se erotice. El miedo crece, el placer aumenta. El orgasmo culmina, dejo todo atrás, tiro la cuerda y quiero llorar, pero no hay lágrimas. Si veo algún objeto filoso como un cuchillo o una navaja vuelvo a imaginar, sueño con el amor, con la sangre, el amor es sangre, el placer. Siento como el frío filo de la navaja no se compara para nada con el frío sentido todos los días en mi soledad. Ese frío me reconforta. Sin embargo esta vez no imagino, esta vez comulgo con la navaja y, lentamente, veo cómo la sangre brota y no se puede parar. Como hierve la sangre y se derrama. Me causa mucho placer. Rojo, es el color del amor ¿no es así? La sangre es cálida, eso sí se siente bien. Por primera vez siento que mi cuerpo está caliente, el frío de la mirada de los demás se desvanece. La soledad ya no está sola, ahora se encuentra conmigo y con la sangre. A la soledad le gusta la sangre. Mis piernas se tiñen de rojo. Ya no siento ese vacío ni ese miedo. Ya no siento ese pinchazo en mi músculo bombeador de sangre. Siento el éxtasis a flor de piel. La navaja me entiende mejor que nadie, mejor que aquella persona que me decía amar, esa persona no sabía lo que era amar. Ahora yo lo entiendo, he creado una relación muy personal con el dolor, amo el dolor. Antes, cuando me perdía en mis pensamientos me daba mucho miedo descubrir cosas de mi. La soledad era mi única confidente. Siempre ha sido mi única confidente, ella me entiende a la perfección. Las personas nunca me han comprendido cómo lo ha hecho la soledad. Ella fue la única que nunca me ha abandonado, es por eso que me conoce hasta el más mínimo secreto.

Cuando despierto aún tengo la sangre en mi cuerpo, pero ya no me gusta, el rojo purpúreo en el que se convierte la sangre me da asco, me perturba. La sangre ya no es cálida, ahora es algo frío y seco. Me ha traicionado. Me ha traicionado como todas las personas lo han hecho. La sangre que es parte de mí me ha traicionado como yo mismo me he traicionado a mí. Sin embargo la soledad me acompaña, permanece. Me quedo en brazos. Me da permiso de permanecer ahí, solos, ella y yo. Uno al otro. Contándonos las más divertidas anécdotas con risas sinceras y miradas sarcásticas. La soledad se ríe discretamente, respeta el silencio y mi tranquilidad. Recuerdo a las personas y las comparo con la soledad, y veo que ellas tienen sus problemas, no los enfrentan como lo hace mi amiga. Poco a poco me acaricia las heridas, me reconforta. Me abraza fuertemente. Me siento bien. Por primera vez las lágrimas sí brotan, y lo hacen abundantemente. Son cálidas. Amo la soledad. Permanece conmigo, no se va, cuando cierro los ojos me da un último beso. Ese beso que tanto anhelé recibir. Me susurra al oido canciones de cuna. Me acaricia el cabello. Se mete en mis heridas y las hace sanar. En mi interior llena ese vacío que antes tenía. El miedo desaparece. Me seca las lágrimas y me deja descansar. Cierro los ojos y siento una última caricia en mi rostro. Una cálida caricia que me hace sentir tranquilidad. Tiene ahora mi confianza. Es una gota salada de la soledad. Ella me ha entendido toda la vida, así que ahora me duermo y me dejo llevar...

4 comentarios:

  1. Wow
    Qué buen post!

    Todos pasamos por esa etapa, las definiciones, las realidades, los caminos, cuando nos quitamos la máscara, cuando le quitamos la máscara a los demás, cuando encontramos culpables, cuando nos quitamos la venda y podemos ver a través de la ventana en el espejo, cuando vas al funeral de tus sueños y descubres que te han dejado solo, más solo que nunca, entonces agarras tu soledad de la mano y deciden caminar juntos por el camino empedrado que desean construir.


    Bienvenido a la realidad de la vida =)

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  2. Ay bueno, ni qué decir. Creo que después de la mega plática que tuve contigo sobre este tema de la soledad y las nuevas sensaciones conoces mi punto de vista.Señalas con presición las sensaciones que yo tengo en este momento en que me siento tan sobrecogido por todo lo que sucede a mi alrededor. SIn embargo tú dices amar la soledad...antes solía ser mi más fiel amiga, como lo ha sido de ti, pero poco a poco empecé a sentir cierto repudio hacia ella....no quiero estar solo....odio estar solo.....y sin embargo me siento tan solo ahora.

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  3. OYEMEEEEEEEEEEEE yo no dije k la amara! hahahahahaha pero tampoco la odio, le tengo cierto respeto y agradecimiento! Aunque a veces sea una encimosa! hahaha

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  4. Qué se puede opinar de un texto tan personal..? Yo tampoco amo la soledad, pero me gusta. Me gusta darme mi espacio, sólo mío, en el que pueda estar dentro de mí, haciendo lo que quiera hacer o sin hacer nada, simplemente echado en la cama pensando y pensando... Yo tuve la revelación de mi revolción hace unos días jeje.. uno necesita salirse de lo común para darse cuenta de qué es lo que se ha venido haciendo y en lo que uno se ha convertido a lo largo de esos periodos de enajenada rutina..

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